El Yo Separado, por Eckhart Tolle
Eckhart Tolle. Nació en Lünen,
Alemania el 16 de febrero de 1948.
Es reconocido por títulos de libros como El poder del
ahora y Una nueva tierra.
En 2008, un escritor del New York Times
se refirió a Tolle como "el autor espiritual más popular en Estados Unidos".
En 2011, la Watkins Review lo calificó como el autor de
espiritualidad más conocido en ese país.
Eckhart Tolle afirma haber experimentado un despertar
espiritual a los 29 años, después de padecer largos periodos de depresión y
estando a punto del suicidio. Tras la "iluminación", abandonó su
tesis doctoral en la Universidad de Londres. Sin empleo durmió bastantes noches
en los bancos de Hampstead Heath. Pasó varios años de «vagabundo» y sin
trabajo, en un estado de profunda «paz interior», antes de convertirse en
«maestro espiritual».
Su ensayo El Poder del Ahora enfatiza la
importancia de ser consciente del momento presente para no perderse en los
pensamientos. En su opinión, el presente es la puerta de acceso a una elevada
sensación de paz. Afirma que "Ser Ahora" conlleva una conciencia
que está más allá de la mente, una conciencia que ayuda a trascender el
"cuerpo-dolor" que es creado por la identificación con la mente y el ego. Su último libro
"Una Nueva Tierra" cuyo título de la edición original en
inglés es "A new earth" y cuya edición en España se llama "Un
nuevo mundo, ahora" explora la estructura del ego humano y cómo este
actúa para distraer a la gente de su experiencia presente en el mundo.
Les Comparto otra visión del Ego por uno de mis maestros favoritos. Extraído de su libro: El Silencio Habla.
La mente busca alimento incesantemente, y no sólo para el
pensamiento; está buscando alimento para su identidad, para su sentido del yo.
Así es como el ego (el yo separado) viene a la existencia y se recrea
continuamente a sí mismo.
Cuando piensas o hablas sobre ti, cuando dices «yo»,
sueles referirte a «yo y mi historia». Éste es el «yo» de lo que te gusta y de
lo que te disgusta, de tus miedos y deseos, el «yo» que nunca está satisfecho
por mucho tiempo. Es un sentido de quien eres creado por la mente, condicionado
por el pasado y que trata de encontrar su realización en el futuro.
¿Puedes ver que este «yo» es pasajero, que es una
formación temporal, como una onda que recorre la superficie del agua? ¿Quién ve
que esto es así? ¿Quién es consciente de que tus formas física y psicológica
son pasajeras? Yo Soy. Éste es el «Yo» profundo que no tiene nada que ver con
el pasado y el futuro.
¿Qué quedará de todos los temores y deseos asociados con
tu problemática situación existencial, que consumen cada día la mayor parte de
tu atención? Un guión de varios centímetros de largo entre la fecha de tu
nacimiento y la fecha de tu muerte inscritas en tu lápida. Para el ego este es
un pensamiento deprimente. Para ti es liberador.
Cuando cada pensamiento absorbe tu atención lentamente
significa que te identificas con la voz que suena en tu cabeza. Entonces los
pensamientos quedan investidos de un sentido de yo. Esto es el ego, el «yo»
creado por la mente. Este yo fabricado por la mente se siente incompleto y
precario. Por eso el temor y el deseo son sus emociones predominantes y sus
fuerzas motivadoras. Cuando reconoces que hay una voz en tu cabeza que pretende
ser tú y que nunca deja de hablar, estás saliendo de la identificación
inconsciente con la corriente de pensamientos.
Cuando notas esa voz, te das cuenta de que tú no eres la
voz —el pensador—, sino quien es consciente de ella. La libertad estriba en
conocerte a ti mismo como la conciencia que está detrás de la voz.
El ego siempre está buscando. Busca añadirse algo más de
esto o de lo otro para completarse. Esto explica su preocupación compulsiva por
el futuro. Cuando te des cuenta de que estás viviendo «para el momento
siguiente», ya has salido del patrón mental del ego, con lo que surge la
posibilidad de elegir prestar toda tu atención a este momento. Prestando toda
tu atención a este momento, una inteligencia mucho mayor que la inteligencia de
la mente egótica entra en tu vida.
Cuando vives a través del ego, siempre reduces el momento
presente a un medio para un fin. Vives para el futuro, y cuando consigues tus
objetivos, no te satisfacen, o al menos no por mucho tiempo. Cuando prestas más
atención a lo que haces que al resultado futuro que quieres conseguir con ello,
rompes el viejo condicionamiento del ego. Entonces tu hacer no sólo es mucho
más eficaz, sino infinitamente más alegre y satisfactorio.
Casi cada ego contiene algún elemento de lo que podríamos
llamar «identidad de víctima». La imagen de víctimas que algunas personas
tienen de sí mismas es tan fuerte que se convierte en el núcleo central de su
ego. El resentimiento y los agravios forman parte esencial de su sentido del
yo.
Aunque tus agravios estén completamente «justificados»,
te has construido una identidad de víctima que se parece mucho a una prisión
cuyos barrotes están hechos de formas mentales. Mira lo que te estás haciendo a
ti mismo o, más bien, lo que te está haciendo tu mente. Siente tu apego
emocional por tu historia de víctima y date cuenta de la tendencia compulsiva a
pensar o hablar de ella. Mantente presente como testigo de tu estado interno.
No tienes que hacer nada. Con la conciencia vienen la transformación y la
libertad.
Los hábitos mentales favoritos del ego, los que le
fortalecen, son la queja y la reactividad. Buena parte de la actividad
emocional-mental de muchas personas consiste en quejarse o reaccionar contra
esto o lo otro. Ello hace que los demás, o la situación, estén «equivocados»,
mientras que tú «tienes razón». Teniendo razón te sientes superior, y
sintiéndote superior fortaleces tu sentido del yo. En realidad sólo estás
fortaleciendo la ilusión del ego.
¿Puedes observar estos hábitos dentro de ti mismo y
reconocer tu quejumbrosa voz interior por lo que es?
El sentido del yo característico del ego necesita el
conflicto porque su identidad separada se fortalece al luchar contra esto o lo
otro, y al demostrar que esto soy «yo» y eso no soy «yo».
Es frecuente que tribus, naciones y religiones consigan
fortalecer su sentido de identidad colectiva teniendo enemigos, ¿Quién sería el
«creyente» sin el «infiel»?
En tus tratos con otras personas, ¿puedes detectar
ligeros sentimientos de superioridad o inferioridad hacia ellas? Lo que estás
viendo es el ego, que vive de la comparación.
La envidia es un derivado del ego, que se siente
disminuido cuando a otra persona le pasa algo bueno, o cuando alguien tiene
más, sabe más o puede hacer más que tú. La identidad del ego depende de la
comparación y siempre quiere más. Se agarra a cualquier cosa. Si todo lo demás
fracasa, puedes fortalecer tu ficticio sentido del yo sintiéndote más
maltratado por la vida o más enfermo que otras personas.
¿Cuáles son las historias, las ficciones de las que
derivas tu sentido del yo?
La necesidad de oponerse, de resistirse y de excluir está
incorporada a la estructura misma del ego ya que esto le permite mantener el
sentido de separación del que depende su supervivencia. De modo que «yo» voy
contra el «otro», «nosotros» contra «ellos».
El ego necesita estar en conflicto con alguien o algo.
Eso explica por qué buscas la paz, la alegría y el amor, pero no puedes
tolerarlos por mucho tiempo. Dices que quieres la felicidad, pero eres adicto a
tu infelicidad.
En último término, la infelicidad no surge de las
circunstancias de tu vida, sino del condicionamiento de tu mente.
¿Albergas sentimientos de culpa respecto a algo que
hiciste - o dejaste de hacer- en el pasado? Lo cierto es que actuaste de acuerdo
a tu nivel de conciencia, o más bien de inconsciencia, de aquel tiempo. Si
hubieras estado más alerta, si hubieras sido más consciente, habrías actuado de
otra manera. La culpa es otro intento del ego de crear una identidad, un
sentido del yo. Al ego no le importa que el sentido del yo sea positivo o
negativo. Lo que hiciste o dejaste de hacer fue una manifestación de
inconsciencia, de la inconsciencia humana. El ego, no obstante, lo personaliza
y dice: «Yo hice aquello», y así te creas una imagen mental de ti mismo como
persona «mala».
A lo largo de la historia, los seres humanos han cometido
incontables actos de agresión, crueldad y violencia hacia sus semejantes, y
continúan realizándolos. ¿Son todos ellos condenables? ¿Son todos culpables? ¿O
dichos actos son expresiones de la inconsciencia, de una etapa evolutiva que
ahora estamos dejando atrás?.
Las palabras de Jesús: «Perdónales porque no saben lo que
hacen», también son aplicables a ti.
Si con el fin de liberarte te marcas metas egóticas que
te potencian o te hacen sentirte importante, aunque las consigas, no te
sentirás satisfecho. Márcate metas, pero sabiendo que alcanzarlas no tienen la
menor importancia. Cuando algo surge de la Presencia, significa que este
instante no es un medio para un fin: la acción es satisfactoria por sí misma en
cada momento. Ya no reduces el Ahora a un medio para un fin, que es lo que hace
la conciencia del ego.
«Cuando el yo desaparece, desaparecen los problemas»,
dijo el maestro budista cuando le pidieron que explicara el significado
profundo del budismo.
Uno de mis autores de élite. Saludos Chris.
ResponderEliminarUno de mis autores de élite. Saludos Chris.
ResponderEliminarDicen que nosotros somos nuestro peor enemigo o nuestro mejor apoyo, me gustó mucho este artículo.
ResponderEliminarMuchas gracias por regalarme este instante de lectura Chris. También concuerdo con la idea de que no es la mente, sino los condicionamientos en ella y su posterior 'identificación' con las circunstancias externas lo que da cabida al ego.
ResponderEliminar¡Qué interesante!
ResponderEliminarLa suma de todas las vivencias, buenas y malas, deberían trascender en un Yo equilibrado, la vanidad, ego y demás solo son aditamentos que distraen al yo de su meta final, que es La Paz con el entorno.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl Ego le dijo al Yo: tú no existes!
ResponderEliminarEl Yo simplemente lo observó... y el Ego se desvaneció!
Mayúsculo e interesantísimo tema, mi Juan, felicitaciones por la elección!
Excelente Comentario! Muy bueno! Gracias!
ResponderEliminarHabía escuchado sobre el 'Yo separado' pero no entendía bien de qué se trataba. Muy buen artículo!
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, uno puede ser su peor enemigo.
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